Aunque el miedo a los animales venenosos sigue presente en el imaginario colectivo, la probabilidad de sufrir un envenenamiento grave por su causa en España es extremadamente baja. Según datos oficiales, apenas se registran 1,23 casos por cada millón de personas. Sin embargo, sigue siendo importante conocer cómo reaccionar ante un encuentro con una serpiente, escorpión o cualquier otra especie tóxica.
Uno de estos encuentros lo vivió Guzmán López, un joven de Burgos, quien fue mordido por una víbora mientras descansaba tras correr por el parque Fuentes Blancas. “Sentí un pinchazo, pero al principio no estaba seguro. Después vi las dos marcas en el dedo”, recuerda una década después del episodio. Como muchos, reaccionó de forma equivocada: intentó succionar el veneno y se colocó un torniquete. Cuando llegó al hospital, su brazo ya estaba muy inflamado. Más tarde supo que se trataba de una víbora hocicuda (Vipera latastei), una de las especies venenosas autóctonas de la península. Afortunadamente, no fue necesario aplicarle suero antiofídico, y tras unos días de observación, regresó a casa.
Casos poco frecuentes, pero con riesgos
Los registros del Instituto de Información Sanitaria señalan que entre 1997 y 2020 se produjeron apenas 560 mordeduras de serpientes en todo el país, con una sola muerte registrada (y ni siquiera fue causada por una especie local). Además, hasta la mitad de las mordeduras no liberan veneno, lo que las convierte en “mordeduras secas” que muchas veces no se reportan.
Según expertos como Fernando Martínez Freiría, investigador de la Asociación Herpetológica Española, los meses de verano concentran la mayor cantidad de estos incidentes, no porque los animales estén más activos, sino porque las personas pasan más tiempo al aire libre. Actividades como caminar descalzo en zonas rurales, mover piedras sin precaución o sentarse sobre mantas en el campo son comunes causas de contacto con animales venenosos.
Aparte de las serpientes, otros animales considerados de interés médico en España incluyen escorpiones, algunas arañas, abejas, avispas, medusas y, más recientemente, las hormigas de fuego, una especie invasora.
Síntomas comunes y recomendaciones médicas
En la mayoría de los casos, los efectos de una picadura o mordedura venenosa se limitan a dolor, hinchazón y enrojecimiento. En algunos casos, dependiendo del animal, pueden presentarse vómitos, diarrea, dificultades para respirar o tragar. No obstante, muchas de estas reacciones son provocadas más por el susto que por el veneno en sí.
Fernando Cortés-Fossati, investigador de la Universidad Rey Juan Carlos, asegura que los cuadros graves son excepcionales y la mayoría de los pacientes no requieren hospitalización. Eso sí, niños, personas mayores y quienes presentan alergias deben estar más atentos a los síntomas.
Errores comunes: qué no hacer
Uno de los mitos más dañinos es intentar extraer el veneno con la boca o hacer cortes sobre la picadura. Katherine Isoardi, presidenta de la Red de Toxicología de Australasia, advierte que estas prácticas pueden empeorar la situación. Tampoco se recomienda aplicar torniquetes, ya que pueden concentrar las toxinas en una zona y causar más daño.
Lo ideal ante una mordedura es mantener la calma, inmovilizar la extremidad afectada, reducir el movimiento y acudir cuanto antes a un centro médico. En la mayoría de los casos, no será necesario aplicar antídotos. Un analgésico común suele ser suficiente para aliviar el dolor.
Serpientes y escorpiones: más temidos que peligrosos
Aunque su reputación sea temible, ni las serpientes ni los escorpiones buscan agredir a los humanos. “Solo muerden si se sienten amenazados, si los pisan o los manipulan”, señala Martínez Freiría. De hecho, el 99% de las arañas no tiene capacidad para dañar a una persona, y no se han registrado muertes por artrópodos en años recientes en el país.
Cortés-Fossati recalca que la mayoría de estos encuentros son accidentales y que el mayor riesgo surge de las reacciones mal manejadas por parte de las personas. “Ante todo, hay que evitar los mitos, actuar con sensatez y acudir a profesionales de salud en caso de dudas”, concluye.