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Parques urbanos se suman a la revolución ecológica con una certificación pionera

Redacción 4 paticas 0 6

Una docena de espacios verdes en España ya cuentan con un sello ambiental que prohíbe el uso de químicos, prioriza el riego sostenible y protege la biodiversidad.

La conciencia ambiental no solo está transformando los hábitos alimentarios, sino también la gestión de los espacios urbanos. Así como existen certificaciones para productos orgánicos que aseguran la ausencia de pesticidas, antibióticos o transgénicos, en España ha surgido una nueva acreditación que aplica estos principios a parques y jardines públicos.

El distintivo, denominado Espacio Ecosostenible CAAE, ha sido otorgado ya a más de una decena de parques y entidades. Este sello garantiza que las áreas verdes se mantienen sin el uso de productos químicos, con especial atención al manejo del agua, la conservación del suelo y la reducción de la contaminación acústica y lumínica.

Uno de los primeros en obtener esta certificación fue el parque del Alamillo, en Sevilla, un extenso espacio de 120 hectáreas concebido como réplica de las dehesas típicas andaluzas. “Desde el inicio hemos apostado por prácticas ecológicas. No usamos insecticidas; en cambio, favorecemos la biodiversidad para mantener el equilibrio natural”, explica su director, Manuel Campuzano. Gracias a la presencia de murciélagos, aves insectívoras y peces, lograron evitar la fumigación incluso durante la crisis del virus del Nilo.

Además, el parque ha reutilizado materiales de la antigua Expo 92 para construir charcas que hoy sirven como refugio de ranas, gallipatos y otros anfibios. También ofrecen actividades nocturnas para que las familias puedan conocer la fauna activa en las horas oscuras.

Otro ejemplo destacado es el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha, en Albacete. Allí, el conservador Alejandro Santiago lidera un meticuloso sistema de control biológico para preservar más de 2.000 especies autóctonas, muchas de ellas en peligro de extinción. “Creamos condiciones propicias para que los depredadores naturales de las plagas —como mariquitas, hongos o aves— se instalen y mantengan el equilibrio del ecosistema”, señala Santiago.

En este espacio también se aplican soluciones naturales innovadoras, como la colocación de resina en los árboles para impedir que las hormigas protejan a los pulgones, y la siembra estratégica de vegetación que contribuye a mantener poblaciones de insectos beneficiosos.

La norma desarrollada por el Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE) establece cerca de 70 indicadores de cumplimiento, incluyendo el uso exclusivo de especies nativas, sistemas de riego con agua reciclada o de lluvia, maquinaria eléctrica y condiciones laborales dignas para los trabajadores.

Espacios más allá de los parques también se han sumado a esta transformación. Es el caso del centro hípico Yeguada Cartuja de Jerez, que ha incorporado prácticas agrícolas ecológicas para alimentar a sus caballos, y del Centro Comercial Plaza Mayor de Málaga, que ha adaptado sus zonas ajardinadas al estándar sostenible, incluyendo jardines verticales, refugios para fauna silvestre y compostaje de residuos vegetales.

Óscar Martínez Gaitán, especialista en infraestructura verde, destaca el valor integral de esta certificación: “No se trata solo de reducir químicos, sino de generar espacios más sostenibles, accesibles y respetuosos con la comunidad. Es una forma real de combatir el greenwashing porque implica auditorías externas rigurosas”.

Según los impulsores de la iniciativa, esta certificación representa una herramienta eficaz para avanzar hacia una renaturalización urbana que responda tanto a las exigencias ecológicas como a las expectativas de los ciudadanos y visitantes. Y aunque aún es incipiente, el modelo apunta a consolidarse como referente en Europa.

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