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Un nuevo estudio desmonta el mito del tiburón como depredador de humanos: muchas mordeduras serían por defensa propia

Redacción 4 paticas 0 4

Durante décadas, la imagen del tiburón como un asesino implacable ha sido alimentada por el cine y los medios. Sin embargo, los datos muestran que estos animales no atacan a las personas con tanta frecuencia como se cree. De las aproximadamente 100 mordeduras que se registran al año en todo el mundo, solo una fracción resulta mortal. Lejos de la narrativa creada por películas como Tiburón (1975), la mayoría de los encuentros con humanos responden a reacciones defensivas más que a intentos de caza.

Un análisis reciente liderado por Eric E. Clua, investigador de la Universidad París Ciencias y Letras, publicado en Frontiers in Conservation Science, concluye que muchas mordeduras se producen cuando los tiburones se sienten amenazados. El estudio señala que 322 mordeduras registradas a nivel global pueden deberse a una respuesta defensiva. Estas lesiones, generalmente superficiales, no tienen como objetivo alimentarse, sino protegerse.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores revisaron los datos del Archivo Global de Ataques de Tiburón, que recopila información sobre unas 7.000 mordeduras desde 1863. Prestaron especial atención a actividades humanas que aumentan el contacto con estos animales, como la pesca submarina, donde las mordeduras tienden a clasificarse como provocadas o no provocadas. En muchos casos, el simple acto de estar en el hábitat natural del tiburón puede interpretarse por el animal como una amenaza.

En la Polinesia Francesa, un ecosistema rico en vida marina y foco del estudio, se documentaron 74 mordeduras entre 2009 y 2023. Cuatro de ellas —aproximadamente un 5%— fueron consideradas como autodefensivas. Prácticas como la pesca con arpón o con almadraba, que no son comunes en otros lugares, pueden generar situaciones de riesgo para ambos, humanos y tiburones.

Los tiburones que más frecuentemente están implicados en este tipo de mordeduras defensivas son especies medianas y costeras, como el tiburón de puntas negras (Carcharhinus melanopterus) y el tiburón gris (Carcharhinus plumbeus). Estos encuentros suelen no ser letales: la tasa de mortalidad observada fue de apenas el 3,2%.

Curiosamente, en otras especies animales como aves grandes o mamíferos salvajes, los comportamientos defensivos están bien documentados, pero en los tiburones aún no se había estudiado en profundidad. El informe también destaca que, en los casos analizados, los tiburones no presentaban señales previas de agresividad deliberada, como posturas corporales de advertencia, lo que refuerza la idea de una respuesta instintiva y no de caza.

La percepción cultural también juega un papel importante. En regiones como la Polinesia, los tiburones son considerados guardianes espirituales y forman parte del legado mitológico local. Esta visión ha ayudado a protegerlos, aunque la pesca ilegal aún representa una amenaza.

A pesar de las leyes de protección y el respeto cultural en algunas zonas, los tiburones siguen siendo uno de los grupos animales más amenazados del planeta. La sobrepesca, la demanda de aletas en Asia y la creciente comercialización de su carne han provocado una disminución alarmante en sus poblaciones.

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