Mientras miles de perros son abandonados en las calles de Colombia, el comercio ilegal de perros de raza sigue en aumento. Cachorros de razas populares como bulldog francés, husky siberiano y pomerania son vendidos sin control en redes sociales y mercados informales, muchas veces en condiciones deplorables.
Este negocio ha alimentado la sobreproducción en criaderos clandestinos, donde las hembras son obligadas a parir sin descanso, lo que deteriora gravemente su salud. Una vez que dejan de ser útiles para la reproducción, muchas de ellas son abandonadas a su suerte.
El problema se agrava porque muchas personas compran estos animales por impulso, sin considerar los cuidados específicos que requieren. Cuando los cachorros crecen o desarrollan problemas de salud derivados de la crianza irresponsable, son desechados como un objeto más.
A pesar de los intentos de regulación, la falta de controles efectivos permite que este comercio siga prosperando. Los defensores de los derechos animales insisten en que la única forma de combatirlo es promoviendo la adopción y sancionando de manera ejemplar a quienes lucran con la vida de estos animales.